Meditación
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad.” (Filipenses 4:8, LBLA)
El apóstol se despide de los Filipenses con un consejo acerca de la vida del pensamiento. La Biblia nos enseña en todo lugar que podemos controlar nuestros pensamientos. De nada vale adoptar una actitud derrotista, diciendo que sencillamente no podemos hacer nada cuando nuestras mentes se llenan de pensamientos que no queremos. La realidad es que sí podemos hacer algo. El secreto reside en pensar positivamente. Es ahora un principio bien conocido —el poder repelente de un nuevo afecto—. Una persona no puede tener a la vez malos pensamientos y pensamientos acerca del Señor Jesús. Así, si le sobreviene un mal pensamiento, debería inmediatamente librarse de él meditando en la Persona y obra de Cristo. Los más ilustrados psicólogos y psiquiatras de nuestro tiempo han llegado a un acuerdo acerca de esta cuestión con el Apóstol Pablo: destacan los peligros del pensamiento negativo.
No se tiene que ir demasiado a fondo para descubrir al Señor Jesucristo en el v. 8. Todo lo que es verdadero, respetable, justo, puro, amable, de buena reputación, virtuoso, digno de alabanza, todo se encuentra en Él. Contemplemos estas virtudes de una en una. Verdadero significa que no es falso ni indigno de confianza, sino sincero y real. Respetable significa honorable o moralmente atrayente. Justo significa recto, tanto para con Dios como para con los hombres. Puro se refiere al elevado carácter moral de la vida de una persona. Amable tiene la connotación de lo admirable o grato de contemplar o considerar. De buena reputación ha sido también traducido «de buena fama». Virtud, naturalmente, se refiere a la excelencia moral; y digno de alabanza es algo que merece ser encomiado.
En el versículo 7, Pablo había asegurado a los santos que Dios custodiaría sus corazones y pensamientos en Cristo Jesús. Pero no descuida recordarles que también ellos tienen una responsabilidad en este asunto. Dios no custodia la vida pensante de alguien que no quiere ser guardado puro.
Seguidamente Pablo les dice: “Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto
en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros. “
De nuevo el Apóstol Pablo se presenta como un santo modelo. Apremia a los creyentes a practicar lo que aprendieron de él y vieron en su vida.
Es significativo que esto sea dicho tan a renglón seguido del v. 8. La vida recta viene de pensar rectamente. Si la vida mental de una persona es pura, su vida será por ello pura. En cambio, si la mente de una persona es fuente de corrupción, entonces podemos estar seguros de que la corriente que brota de ella será también sucia. Y deberíamos recordar que si una persona piensa un mal pensamiento el tiempo suficiente, finalmente lo llevará a cabo. De ahí el cuidado que debemos tener en lo que vemos, por ejemplo a través de la televisión o internet, podríamos estar alimentando nuestras mentes con cosas que no convienen.
Los que son fieles en el seguimiento del apóstol reciben la promesa de que el Dios de la paz estará con ellos. En el versículo 7, la paz de Dios es la porción de los que son dados a la oración. Aquí, el Dios de la paz es el Compañero de los que son santos. El pensamiento, aquí, es que Dios se acercará estrecha y amantemente en la experiencia personal de aquellos cuyas vidas sean expresión de la verdad.
(W.MacDonald)
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