“Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo” (Filipenses 3:7-8)

Meditación 

Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo” (Filipenses 3:7-8)

 

Ahora el apóstol hace la gran renuncia. Da aquí su propia «Declaración de beneficios y pérdidas». Por un lado da la lista de los anteriores puntos, las cosas que decía que eran para él ganancia. Al otro lado escribe la sola palabra Cristo. Todas ellas no cuentan para nada en comparación con el tesoro que había hallado en Cristo. Las había estimado como pérdida por amor de Cristo. Guy King dice: «Toda ganancia financiera, toda ganancia material, toda ganancia física, toda ganancia intelectual, toda ganancia moral, toda ganancia religiosa —todo eso no son ganancias en absoluto en comparación con la Gran Ganancia».

En tanto que confiase en estas cosas, nunca podría haber sido salvo. Cuando fue salvo dejaron de significar nada para él, porque había visto la gloria del Señor, y todas las otras glorias parecían nada en comparación.

Al acudir a Cristo para salvación, Pablo renunció a todas las cosas y las consideró carentes de todo valor en comparación con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, su Señor. La excelencia del conocimiento es una forma hebrea de decir «el excelente conocimiento» o «la sobrepujante valía del conocimiento».

El linaje, la nacionalidad, la cultura, el prestigio, la educación, la religión, los logros personales —todo esto lo abandonó el apóstol como razón de gloriarse—. En verdad, pasó a considerar todo esto como desperdicios o basura para ganar a Cristo.

Aunque se usa el tiempo presente en este versículo y en el siguiente, Pablo mira atrás primariamente al tiempo de su conversión. A fin de ganar a Cristo, había tenido que dar la espalda a cosas que siempre había sido instruido que debía valorar en gran manera. Si había de tener a Cristo como su ganancia, tenía que decir «adiós» a la religión de su madre, a la herencia de su padre y a sus propios logros personales.

¡Y así lo hizo! Cortó totalmente sus vínculos con el judaísmo como esperanza de salvación. Al hacer esto, fue desheredado por sus parientes, rechazado por sus antiguos amigos y perseguido por sus compatriotas. Literalmente, lo perdió todo cuando llegó a ser cristiano.

Debido a que en el versículo 8 se emplea el tiempo presente, parece como si Pablo estuviese todavía tratando de ganar a Cristo. En realidad, había ganado a Cristo cuando al principio lo reconoció como su Señor y Salvador. Pero el tiempo presente indica que esta sigue siendo su actitud —que sigue contando todo lo demás como basura cuando se compara con el valor de conocer al Señor Jesús.

El gran deseo de su corazón es:

«Que Cristo sea mi ganancia».

Ni el oro ni la plata, ni la fama, sino Cristo.

 

(W.MacDonald)

Himno: Prefiero a Cristo

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