Meditación
Salmo 139:v.1-6
“Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.
Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
Has entendido desde lejos mis pensamientos.
Has escudriñado mi andar y mi reposo,
Y todos mis caminos te son conocidos.
Pues aún no está la palabra en mi lengua,
Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
Detrás y delante me rodeaste,
Y sobre mí pusiste tu mano.
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
Alto es, no lo puedo comprender.”
¡Dios es Tan Grande!
«¡Mi Dios es tan grande, tan fuerte y potente,
Nada es imposible a mi Dios!
Los montes son de Él, los lagos también,
Los cielos son Su creación.
¡Mi Dios es tan grande, tan fuerte y potente,
Nada es imposible a mi Dios!»
Si los seres humanos insisten en ser enemigos de un Dios tan grande, entonces ellos se merecen el destino que les espera. Esto es, abreviando, el sentido de la meditación de David en este Salmo magnífico.
139:1–2 Primero, comienza con la omnisciencia de Dios. Dios lo sabe todo.
No hay nada que Él no sepa,
Aunque el universo es grande sobremanera,
Él conoce la historia de cada grano de arena.
Pero aquí es Su conocimiento de la vida del individuo que está bajo consideración. Al día de hoy, llegamos a casi ocho mil millones de habitantes en la tierra. Pero Dios está íntimamente familiarizado con cada una de ellos. Él nos conoce y sabe todo acerca de cada uno de nosotros.
¡Nos ha escudriñado y conocido! Nuestras palabras y hechos, pensamientos y motivos, Él nos conoce de arriba abajo, o como se suele decir: «de cabo a rabo». Sabe cuando nos sentamos para descansar y cuando nos levantamos para involucrarnos en alguna de las actividades de la vida. Puede ver lo que estamos pensando, y es más, aun anticipa nuestros pensamientos.
139:3 Nos ve cuando caminamos y al acostamos; en otras palabras, nos mantiene bajo vigilancia continua. Ningún camino nuestro queda escondido de Él.
139:4 Sabe lo que vamos a decir antes de que lo digamos. El futuro tanto como el pasado y el presente están completamente abiertos ante Él.
139:5 «Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta» (He. 4:13). Al ser Su conocimiento de nosotros tan inconcebiblemente absoluto, Él nos puede guardar; detrás y delante nos rodea. Siempre tiene Su mano sobre nosotros para protegernos.
139:6 El conocimiento infinito de Dios nos deja boquiabiertos; queda más allá de nuestra comprensión. Nuestras mentes humanas quedan turbadas ante tal concepto. Es demasiado alto para que lo comprendamos. Pero cuando lleguemos al final de nuestra capacidad mental y no podamos ir más allá, ¡todavía podemos postrarnos en adoración ante la inmensidad del conocimiento de Dios!