Meditación
“a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad” (Colosenses 1:5–6).
1:5 No está claro del todo cómo se relaciona este versículo con lo que se ha dicho hasta ahora. ¿Está acaso vinculado con el versículo 3: Damos gracias … a causa de la esperanza que os está reservada en los cielos? ¿O está vinculado con la última parte del versículo 4: Del amor que tenéis hacia todos los santos, a causa de la esperanza que os está reservada en los cielos? Ambas interpretaciones son posibles. El apóstol podría estar dando gracias no sólo por su fe y amor, sino también por la futura herencia que un día será de ellos. Por otra parte, es también cierto que la fe en Cristo Jesús y el amor hacia todos los santos se ejercen con vistas a todo lo que tenemos delante de nosotros. En cualquier caso, todos podemos ver que Pablo está aquí dando una relación de las tres virtudes cardinales de la vida cristiana: fe, amor y esperanza. También se mencionan en 1 Corintios 13:13 y 1 Tesalonicenses 1:3; 5:8. Lightfoot dice: «La fe reposa en el pasado; el amor obra en el presente; la esperanza mira al futuro».
En este versículo, esperanza no significa la actitud de esperar o anticipar algo, sino aquello que la persona espera. Aquí significa el cumplimiento de nuestra salvación, cuando seremos llevados al cielo y entraremos en nuestra herencia eterna. Los colosenses habían oído antes acerca de esta esperanza, quizá cuando Epafras les predicó el evangelio. Lo que ellos habían oído se describe como la palabra verdadera del evangelio. El evangelio se describe aquí como un mensaje de verdaderas buenas nuevas. Tal vez, mientras escribía esto, Pablo estaba pensando en las falsas enseñanzas de los gnósticos. Alguien ha definido la «verdad» como aquello que Dios dice acerca de algo (Jn. 17:17). El evangelio es verdadero porque es la palabra de Dios.
1:6 La verdad del evangelio había llegado hasta los colosenses, lo mismo que a todo el mundo entonces conocido. Esto no debe ser tomado en un sentido absoluto. No puede significar que cada hombre y mujer del mundo hubiesen oído el evangelio. Puede significar, en parte, que algunos de cada nación hubiesen oído las buenas nuevas de salvación (Hch. 2). Puede también significar que el evangelio era para todos los hombres, y que se estaba extendiendo sin ninguna limitación establecida. En Colosas, como en todas partes del mundo donde el evangelio se predicaba, daba fruto y crecía. Esto se dice para mostrar el carácter sobrenatural del evangelio. En su naturaleza, generalmente una planta no da fruto y crece simultáneamente. Muchas veces tiene que ser podada para que pueda dar fruto. Pero el evangelio hace ambas cosas al mismo tiempo. Da fruto en la salvación de las almas y en la edificación de los santos, y también se esparce de ciudad en ciudad y de nación en nación.
Éste es precisamente el efecto que tuvo el evangelio en las vidas de los colosenses desde el día que lo oyeron y comprendieron la gracia de Dios en verdad. Había habido un crecimiento numérico en la iglesia en Colosas y, además, había habido un crecimiento espiritual en las vidas de los creyentes allí.
Parece que en el primer siglo se hicieron grandes avances y que el evangelio alcanzó Europa, Asia y África, y que se extendió mucho más allá de lo que muchos han pensado. Sin embargo, no hay razón para suponer que cubriese toda la tierra. La gracia de Dios se emplea aquí como una cautivadora descripción del mensaje del evangelio. ¿Qué podría sumarizar mejor las gratas nuevas que la maravillosa verdad de la gracia de Dios otorgada a hombres culpables que merecen la ira de Dios?
William MacDonald, W. (2004).